domingo, 25 de octubre de 2009
Acta de Rancagua (II)
Así, el Ejército de los Andes creado por las autoridades del Rio de la Plata para "hacer la guerra a los españoles", deja de obedecer al Director Supremo de las Provincias Unidas para convertirse en un cuerpo armado autónomo cuya misión ya no se supeditará a órdenes de gobierno alguno, sino a las que consideren sus oficiales y, sobre todo, su General en Jefe.
De esta manera José de San Martín primero niega su legitimidad como General en Jefe por no existir la autoridad que lo designó y luego recobra su cargo pero ya no de autoridad "nacional" alguna sino de la decisión de sus propios oficiales, lo que lo convierte en General en Jefe de un ejército hispanoamericano cuya misión es la libertad de los pueblos de Sudamérica.
En ese sentido dice Ricardo Levene "San Martín creó, por el Acta de Rancagua, la independencia de su ejército, como si se tratara de una soberanía flotante..." (Levene, Ricardo, "El genio político de San Martín")
Revista de Rancagua

Historia de la obra: Al autor se le encargó un cuadro con el General San Martín como tema central, para lo cual eligió la revista de tropas en la cañada de Rancagua en 1820. Después de documentarse sobre el hecho terminó la obra, que fue expuesta en Buenos Aires en Julio de 1872, en su taller. El gobierno argentino no la adquirió porque no la consideró un episodio de historia argentina. Después de terminada la obra, Blanes corregirá el paisaje de fondo después de haber visitado Rancagua en su viaje a Chile. En 1878 El gobierno de Uruguay compra esta píntura y se la regala al gobierno argentino con motivo del Centenario del General San Martín. (extraído de Biografía de Juan Manuel Blanes).
sábado, 19 de septiembre de 2009
Acta de Rancagua
Carta de San Martín a los jefes del Ejército de los Andes
- Nota en el sobre:
Al señor coronel don Juan Gregorio de Las Heras, jefe del estado mayor del ejército espedicionario. — Este pliego no se abrirá hasta que se hallen reunidos todos los señores oficiales del ejército de los Andes i solo a su presencia se verificará.— San Martin
- Texto de la carta:
El congreso i director supremo de las Provincias Unidas no existen. De estas autoridades emanaba la mia de jeneral en jefe del ejército de los Andes, i de consiguiente, creo de mi deber i obligación el manifestarlo al cuerpo de oficiales, para que ellos por sí i bajo su espontánea voluntad, nombren un jeneral en jefe que deba mandarlos i dirijirlos, i salvar por este medio los riesgos que amenazan a la libertad de América. Me atrevo a afirmar que ésta se consolidará, no obstante las críticas circunstancias en que nos hallamos, si conserva, como no lo dudo, las virtudes que hasta aquí lo han distinguido. Para conseguir este feliz efecto, deberán observarse los artículos siguientes:
1.° El jefe mas antiguo del ejército de los Andes reunirá el cuerpo de oficiales en un punto cómodo i el mas espacioso que se encuentre, dando principio a la lectura de este manifiesto.
2.° Reunidos todos, procederán a escribir su votación para jeneral en jefe en una papeleta, verificándolo uno a uno, la que depositarán en algún cajón o saco que se llevará al efecto.
3.° Finalizada esta votación, se pasará al escrutinio, que deberán presenciar el jefe principal i capitán mas antiguo de cada cuerpo. Dicho escrutinio se hará en presencia de todos.
4.° Se prohibe toda discusión que pueda preparar el ánimo en favor de algún individuo.
5.° En el momento de concluir el escrutinio, se tirará un acta que acredite el nombramiento del elejido, la que firmarán todos los jefes i el oficial mas antiguo por clases.
6.° En el momento de verificada la elección, se dará a reconocer al nuevo nombrado por un bando solemne i por un saludo de quince cañonazos.
Estoi bien cerciorado del honor i patriotismo del ejército de los Andes. Sin embargo, como jefe que he sido de él, i como compañero, me tomo la libertad de recordarle que dei la unión de nuestros sentimientos pende la libertad de la América del Sur.
A todos es bien conocido el estado deplorable de mi salud. Esto me imposibilita entregarme con la contracción que es indispensable en los trabajos que demanda el empleo, pero no con mi ayuda, con mis cortas luces en cualquiera situación en que me halle, a mi patria i compañeros. —
Santiago, 26 de marzo de 18.20.— José de San Martin.
Acta de Rancagua
En la ciudad de Rancagua, a 2 de abril de 1820, reunidos todos los jefes i oficiales del ejército de los Andes en la casa del estado mayor, a presencia del señor coronel jefe de estado mayor del ejército espedicionario i comandante jeneral del mismo, se abrió un pliego rotulado para dicho señor, í dirijido por S. E. el señor jeneral en jefe con espresion en el sobre de no romper el nema hasta no estar reunida toda ¡a oficialidad; i procediéndose a su lectura por el señor comandante jeneral, concluyó i se procedió a la votación, según está prevenido, para elejir jefe, en virtud de no existir el gobierno que nombró el presente: como en el mismo acto tomase la palabra el señor coronel comandante del número 8 don Enrique Martínez, i espusiese que no debia precederse a la votación por ser nulo el fundamento que para ello se daba, de haber caducado la autoridad del señor jeneral, fue preciso considerar esta objeción, que al mismo tiempo reprodujeron los señores comandantes don Pedro Conde i don Rudecindo Alvarado, i proceder después a la votación de los señores oficiales, que unánimemente convinieron en lo mismo; quedando, de consiguiente, sentado como base i principio que la autoridad que recibió el señor jeneral para hacer la guerra a los españoles i adelantar la felicidad del pais no ha caducado ni puede caducar, porque su oríjen, que es la salud del pueblo, es inmudable. En esta intelijencia, si por algún accidente o circunstancia inesperada faltase por muerte o enfermedad el actual, debe seguirse en la sucesión del mando e! jefe que continúe en el próximo inmediato grado del mismo ejército de los Andes. I para constancia, lo firmaron un oficial mas antiguo de cada clase de todos los cuerpos i todos los señores jefes.—
Batallón de artillería, Manuel Herrera.— Comandante Francisco Diaz.— Sarjento mayor Eujenio Giroust.— Capitán José Olavarría.- Teniente ayudante Hilario Cabrera.—
Granaderos a caballo, Nicasio Ramallo, comandante.— Benjamín Viel, comandante de escuadrón.— Juan O'Brien, sarjento mayor. — Bernardino Escribano, capitán— Pedro Ramos, teniente.— Antonio Espinosa, alférez.—
Batallón número 7, Pedro Conde, comandante.— Cirilo Correa, sarjento mayor.— Félix Villota, capitán.— Miguel Cortes, teniente.—
Batallón número 8, Enrique Martínez, comandante.— Manuel Nazar, capitán.— Aniceto Vega, teniente.— José del Castillo, subteniente.-
Batallón número 2, Román Antonio Dehesa, capitán comandante accidental.— José Nicolás de Arrióla, capitán.- Manuel Castro, teniente.— José Ignacio Plaza, subteniente.—
Cazadores a caballo, Mariano Necochea, comandante.— Rufino Guido, sarjento mayor.— Manuel José Soler, capitán.— Pedro Ramírez, teniente.— Manuel Latui, alférez.—
Estado mayor jeneral, Juan Gregorio de las Heras, jefe de estado mayor.— Juan Paz del Castillo, segundo jefe.— Rudecindo Alvarado, coronel.— Juan José Quezada, teniente coronel.— Luciano Cuenca, sarjento mayor.— Francisco de Sales Guillermo, ayudante-secretario.— Javier Antonio Medina, oficial-ordenanza.— Juan Andrés Delgado, secretario.